Hemos escuchado mil veces: «con cada año que cumplimos el metabolismo se hace más lento». ¿Qué quiere esto decir? Que nos cuesta más mantener el peso y si no hacemos nada para cuidarlo empezamos también a ganar kilos comiendo o entrenando igual que antes. Pero ojo, esto no es una invitación a la resignación ante un destino fatalista al que estamos condenados… Olvídate del manido «son cosas de la edad pasados los 30». No es tan difícil mantener el metabolismo activo después de los 30.
El metabolismo se va haciendo más lento con la edad porque a partir de los 35 años empieza a disminuir el porcentaje de músculo y si no hacemos nada para evitarlo, se queman menos calorías cada día y empieza a acumularse la grasa donde antes no había. El proceso de envejecimiento va asociado a cúmulo de grasa y kilos, pero cada vez hay mas personas que llegan a los 50 con mejores cuerpos que cuando tenían 20 años, y en muchos casos no han pasado por el quirófano, lo que han hecho es ir aprendiendo cómo funciona el metabolismo para entrenar de forma correcta, comer mejor y ponerse en marcha para quemar calorías cada año.
Claves para mantener el metabolismo activo después de los 30
1. Haz ejercicio cada día. El único secreto para quemar grasas y mantener el metabolismo activo es hacer ejercicio. No hay excusas y cualquier actividad física vale. El cuerpo en movimiento necesita energía y la actividad física activa los mecanismos para liberar la grasa y obtener glucosa. Todos los consejos que vienen a continuación no funcionan si no empiezas a moverte y a cambiar tu vida para ser una persona activa.
2. Esfuérzate. Las endorfinas que se liberan al hacer deporte ayudan a eliminar el estrés y la ansiedad y proporcionan felicidad. Pero si entrenamos sin salir de la «zona de confort», dejamos de quemar calorías eficientemente. Hay que intercalar los buenos momentos y los menos buenos en el entrenamiento, sin hacer excesos que pueden originar lesiones.
3. No te saltes el desayuno. Es aconsejable no saltarse el desayuno porque vienes de 8 horas de ayuno nocturno y el cuerpo necesita recibir nutrientes para no ralentizarse. Comer activa el metabolismo, especialmente después del ayuno prolongado de una noche de sueño. Cuando empiezas el día con un buen desayuno le estas dando a tu cuerpo todo lo que necesita para restablecerse después del ayuno nocturno. Si haces un desayuno equilibrado en el que ingieres hidratos, proteínas y grasas de origen vegetal, aumentas los niveles de glucosa en sangre, comerás menos durante el día porque tendrás menos hambre pero además activarás el metabolismo, porque empiezas el día aportando energía a tu cuerpo que irá utilizando a lo largo del día.
Y además…
4. Bebe té. El té contiene cafeína en pequeñas dosis junto a flavonoides antioxidantes que cuidan tu salud y ayudan a quemar las grasas extra. Por un lado, el té rojo te ayuda a adelgazar, a regular el colesterol, a activar el metabolismo del hígado, a aliviar las resacas y aumentar la diuresis. Por otro, tienes la opción del té verde que es el más natural y menos fermentando por lo que contiene cafeína en dosis bajas y mayor cantidad de antioxidantes como las catequinas.
5. No hagas dietas restrictivas. Una dieta equilibrada es la piedra angular, junto al ejercicio físico, para poder reducir grasa de forma sana y equilibrada. El problema de hacer dietas hipocalóricas, además de que faltan nutrientes y, por tanto, son desequilibradas, es que también ralentizan el metabolismo. El cuerpo ‘guarda’ todo lo que puede porque no sabe cuándo volverá a recibir nutrientes. Si aportamos pocos nutrientes a nuestro organismo, éste se ralentiza para consumir menos y poder ir acumulando nutrientes en forma de grasa, para poder utilizarlos posteriormente.
No olvides…
6. Alimenta tus músculos con proteínas sanas. Para conseguir un mayor porcentaje de masa muscular no basta con el ejercicio específico, necesitas que la alimentación aporte aminoácidos para crear las proteínas que forman los músculos. Debes intentar que todas tus comidas tengan «equilibrio proteico». Escoge los alimentos ricos en proteínas con menor porcentaje de grasa como la carne de pollo y ave, los pescados, los huevos cocidos, quesos frescos, legumbres como la soja y lácteos como el yogur y el requesón.
7. Reduce tu «eficiencia». Cuanto más practicas, mejor lo haces y más eficiente trabajas, lo que se traduce en que gastas menos calorías para hacer el mismo ejercicio. Digamos que te cuesta cada vez menos hacer lo mismo que al principio, por eso hay que cambiar, te hará mejorar y «quemar» más. Esfuérzate y haz lo que más te cuesta en los entrenamientos. Por ejemplo, puede que estés corriendo una hora cada día y no hayas adelgazado un gramo, pero un día vas 35 minutos a la piscina y pierdes medio kilo. La explicación está en que tus músculos no están acostumbrados a ese tipo de movimientos, por lo que gastan más energía para moverse hasta que mejoras tu estilo y te vuelves más eficiente.
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