Durante los meses de verano, lo normal es tener unos hábitos alimenticios menos saludables que durante el resto del año. Salimos más, tenemos más tiempo libre y, por norma general, nos apetece comer o cenar fuera con familia y amigos. Aunque nos permitamos algún capricho que otro durante el verano, lo importante es encontrar un equilibrio y que nuestra rutina de alimentación sea saludable durante la mayor parte del tiempo. ¡Sigue leyendo!
- Bebe mucha agua. El agua debe ser nuestra mejor aliada durante el verano. Si lo recomendable es ingerir 2 litros aproximadamente de forma diaria, durante los meses de más calor debemos incrementar esa cantidad a unos 3 litros. Algunos consejos para hacerlo sin darnos cuenta, es consumir alimentos cargados de líquido como gazpacho, sopas frías, frutas y mucha verdura.
- ¡Fruta fresca! Es fundamental que la fruta sea una parte muy importante de nuestra dieta. Aprovechemos el verano para tomar piezas de temporada que nos refrescarán e hidratarán y, además, nos saciarán: cerezas, melocotón, melón o sandía son algunas de ellas.
- Si comes o cenas fuera… En verano comemos o cenamos fuera más de lo habitual. Para evitar excederte más de lo normal, elige bien el restaurante al que vas, asegúrate de que tiene opciones más o menos saludables. Intenta elegir un plato con pocos ingredientes o que la mayoría de ellos sean comida ‘real’: verdura, carne, legumbres, etc. Para no llegar al restaurante con ganas de ‘devorar’ toda la carta, come un snack sano antes: una pieza de fruta será perfecto.
- Reduce el consumo de alcohol y bebidas azucaradas. No pasa nada por consumirlas de vez en cuando, pero no introduzcas la ingesta de este tipo de bebidas en tu rutina. Si te apetece variar con el agua, prueba a añadirle frutas, tomar tés fríos o batidos variados saludables.
- Equilibrio. No te castigues por haberte dado un capricho. Intenta equilibrar esa comida ‘menos saludable’ con otras sanas. En el equilibrio está la clave.
¡Disfruta del verano de manera 100% saludable!
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