Seguir una correcta hidratación es parte esencial del ejercicio físico. Esta no sólo permite reponer las pérdidas de fluidos y electrolitos, sino que favorece el rendimiento deportivo si nos hidratamos antes, durante y después de la actividad. Sin embargo, la falta de hidratación en los entrenamientos podría ocasionar consecuencias negativas para nuestro organismo, ¿sabes por qué? En este post te contamos cómo afecta a nuestra salud no hidratarnos de manera adecuada.
¿Cómo afecta la falta de hidratación en los entrenamientos?
El rendimiento disminuye cuando nuestro cuerpo necesita agua. Por otro lado, la cosa puede empeorar si lo que perdemos son minerales, como el potasio y el magnesio, tras un un buen rato sudando. Comienza a aparecer debilidad muscular, fatiga, e incluso calambres musculares ante la falta de estos minerales en nuestro organismo.
La más mínima deshidratación produce cambios fisiológicos que pueden alterar nuestro rendimiento deportivo. Por cada litro de agua que perdemos, aumenta en ocho pulsaciones el ritmo cardíaco por minuto y la temperatura corporal aumenta en 0.3ºC por minuto. ¿Qué supone esto? Mayor esfuerzo, más estrés y menor rendimiento. Por ejemplo, una pérdida significativa, como puede ser un 2% del peso corporal en agua supondría una reducción del 20 al 30% en el rendimiento.
Por ello, es vital que te hidrates antes, después y durante el ejercicio físico. No esperes a beber agua cuando tengas sed, ya que esta suele aparecer mucho después de que se haya iniciado la deshidratación.
Síntomas de falta de hidratación en los entrenamientos
Los primeros síntomas de la deshidratación, incluso cuando esta no supera el 1 o el 2%, son el aumento de la temperatura corporal y la frecuencia cardíaca. Si la falta de hidratación aumenta y no ponemos remedio podemos llegar a sufrir dolor de cabeza, calambres, mareos o disminución del volumen sanguíneo, entre otros.
Beneficios de una hidratación óptima
- Facilita la oxigenación de las células del cerebro y permite que el cerebro se mantenga activo.
- Estimula la eliminación de toxinas y de los desechos acumulados.
- Favorece el paso de los nutrientes a la sangre, y posteriormente su distribución en las células.
- Ayuda a mantener la presión arterial entre los límites normales.
- Contribuye al funcionamiento adecuado de los riñones. Estos tienen la gran tarea de eliminar los desechos del organismo por medio de la orina.
- El agua actúa como un lubricante en la estructura muscular y en la estructura de las articulaciones.
- Ayuda a mantener las células cutáneas en perfecto estado, para así poder conservar la flexibilidad, la suavidad y el color adecuado de la piel.
- El agua regula de forma efectiva la temperatura corporal, por medio de la disipación del calor.
No olvides que unos pocos minutos que dediques a beber agua durante el entrenamiento, permitirán que tu rendimiento mejore o se mantenga intacto. Al mismo tiempo protegerás la salud de cada uno de tus músculos.
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