Nuestro cuerpo está adaptado para el entrenamiento en condiciones de frío. Con las bajas temperaturas el cuerpo se acondiciona y se termorregula. El organismo se encarga de contraatacar el frío con una mayor frecuencia cardíaca, haciendo que el entrenamiento bajo estas condiciones climáticas resulte más provechoso porque incrementa el consumo de energía. No obstante, cuando entrenamos a bajas temperaturas es necesario tomar algunas precauciones.
Consejos para el entrenamiento en condiciones de frío
- Presta atención al calentamiento. Es recomendable que comiences el entrenamiento con un buen calentamiento que ayude a preparar la musculatura y eleve tu temperatura corporal. El calentamiento hace que nuestro cuerpo sea menos vulnerable y favorece la circulación y la flexibilidad.
- Usa ropa específica para el frío. Llevar la ropa deportiva adecuada es esencial para un correcto entrenamiento. Uno de los errores más frecuentes, es abrigarse en exceso. Recuerda que cuando tu cuerpo entre en calor y aumente su temperatura, el exceso de ropa podría estorbarte y agobiarte. Sigue el llamado «principio cebolla», es decir lleva varias capas fáciles de quitar y que te permitan cambios.
- Elige las horas del día para entrenar. Lo mas aconsejable es que aproveches las horas del día para tu entrenamiento. Pero si tu horario no te lo permite y es inevitable que entrenes cuando ha oscurecido, no olvides usar ropa y complementos que tengan colores reflectantes o fluorescentes. Asegúrate que eres visible.
- Vigila tu respiración. Cuanto más frío sea el aire, mayor es el estímulo a los bronquios, pulmones y membranas mucosas. El frío hace que los tubos bronquiales se estrechen. Al mismo tiempo reduce la capacidad de las membranas mucosas para estar húmedas. Presta atención e intenta inhalar todo lo posible por la nariz y exhalar por la boca. Si respiras de esta forma el aire hace un itinerario más largo hacia los pulmones y así, tiene más tiempo para humedecerse y calentarse a través de las mucosas nasales y la boca.
- Come bastantes frutas y verduras. Mantén fuerte tu sistema inmunitario con una dieta equilibrada y rica en vitaminas y minerales. No pueden faltar en tu mesa los tubérculos, col y ensaladas de invierno como la lechuga, la endibia o la achicoria roja. Las frutas como las mandarinas, las granadas y las variedades cultivadas todo el año, como las peras y las manzanas, proporcionan una dosis extra de vitaminas para hacerte resistente al frío.
Los cambios de temperatura y la calidad del aire fortalecen el sistema inmunitario. Sin embargo, te recomendamos que sigas estos consejos ya que el frío puede ser peligroso.
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