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¿Cambiamos los resultados milagrosos por hábitos saludables?

Resultados milagrosos por hábitos saludables

La “operación bikini”, la “cuesta de enero”, post Navidad o los días 1 del mes no son más que reclamos. ¿De verdad que sólo nos motiva estar bien durante etapas concretas del año? ¿Los demás días no cuentan? ¿En cuánto tiempo crees que puedes conseguir estar bien y a tu gusto? ¿Qué te parece si cambiamos los resultados milagrosos por hábitos saludables?

Lo que muchas veces mueve a la personas para empezar a “moverse” son objetivos concretos que vienen condicionados por un fecha de inicio y una de fin: “quiero estar bien para la boda de mi hermana”, “en verano podré lucir ese bañador que tanto me gusta”… Cuando una persona necesita conseguir metas en plazos de tiempo relativamente cortos aparecen las prisas, y casi de la mano, la búsqueda de sistemas de entrenamiento y planes de alimentación «milagrosos». En el mundo del bienestar físico (y mental) las prisas no suelen ser buenas consejeras. Los mejores aliados en estos casos son: el esfuerzo, la perseverancia, el sacrificio o la superación.

¿Por qué cambiar los resultados milagrosos por hábitos saludables?

Se necesitan 21 días para que una acción que necesita fuerza de voluntad se transforme en un hábito. Un hábito no es más que una acción automatizada y cotidiana. Y sabiendo que no existen, olvidémonos de los milagros. Lo que necesitamos es esto. Crear hábitos saludables de vida dentro de las tres esferas que defiende el modelo SANO y su ADN: Actividad física, Descanso y Nutrición.

El entusiasmo de los comienzos muchas veces nos confunde. No nos olvidemos que estamos intentando crear hábitos, y como tal, lo ideal es ir introduciéndolos de manera paulatina, soportable y sostenible. Para una persona que no tiene la actividad física integrada dentro de su vida diaria, comprometerse dos días a la semana y además, no fallar, es sobresaliente. Analicemos en un futuro, a medio plazo, si esa persona es capaz de añadir a sus rutina diaria un día más de actividad física a la semana. Y si es así, un tercer o cuarto día ya serían “matrículas de honor».

Resultados milagrosos por hábitos saludables

 

¿Cuál es la mejor actividad física que puedo hacer para conseguir mis objetivos?

Esto es algo de lo que debería encargarse tu entrenador. Recuerda, en un pequeño paréntesis, que para mantener un estilo de vida saludable en cuanto a actividad física, no solo vale el entrenar 2-3 días en semana. 2-3 días a la semana corresponden a 2-3 horas aproximadamente de 168 horas del total que tiene la semana. Por tanto, el caminar, el subir las escaleras, el hacer planes deportivos en tu tiempo de ocio o pasear al perro pueden ser pequeños detalles que sumen a la hora de conseguir tu objetivo. Y recuerda que tu objetivo no es “llegar a la boda de tu hermana como a ti te gustaría”, sino la creación de hábitos.

La mejor actividad física, siempre es “la que se hace”. Habrá gente que simpatice más con las actividades cardiovasculares, otros que les guste más las actividades deportivas y otros que prefieran las pesas… Es obvio, que cada metodología de entrenamiento va a convenir mejor para una u otra cosa. Pero recuerda que son 21 días. Y si de los primeros 7 días, 5 de ellos te aburres, probablemente abandones pronto…

Se necesitan 21 días para que una acción que necesita fuerza de voluntad se transforme en un hábito

Actualmente, metodologías de entrenamiento como el HIIT (High Intensity Interval Training), están pegando fuerte en el mundo Fitness y del Entrenamiento. Este sistema permite alcanzar resultados tangibles en relativamente poco tiempo, haciendo también inversiones de tiempo pequeñas en la duración de las sesiones (de 4 a 20 minutos). Pero hay que tener cuidado, la actividad física siempre debería estar prescrita por profesionales, los cuales deben aplicar los principios del entrenamiento y, por supuesto, el sentido común para aplicar en sus clientes uno u otro método.

Actividad física y nutrición van de la mano

Si decíamos que un plan de entrenamiento específico siempre debería estar prescrito por un profesional de la actividad física, un plan de alimentación que persiga un fin concreto debería ir también siempre de la mano de un profesional especialista en nutrición y dietética. Las dietas milagrosas no existen. Y muchas veces la desesperación o las prisas nos hacen acceder a modelos de alimentación que ponen nuestra salud en juego.

Cada persona es diferente, y reacciona de una manera ante los estímulos. Lo que también ocurre con los planes de alimentación. Lo que le funcionó a tu amiga, que perdió 12 kilos en un verano, quizá pueda hospitalizarte a ti. Por tanto, un primer paso sería abandonar el consumo de todos estos productos basura: refrescos o zumos azucarados, bollería industrial o comida rápida, entre otros.

Recuerda que tu manera de comer también debe ser sostenible en el tiempo. Si una persona es “adicta” a los refrescos de cola (2 litros diarios), quitar rotundamente de su día a día ese estímulo puede resultarle traumático. Por tanto, en este apartado, pensemos también que hay que sumar poco a poco, y que una lata al día quizá sea menos malo que una botella de dos litros. Aplícalo con los demás productos que saben que son prohibido.

El descanso es tan importante como la actividad física y la alimentación

Stop. Para y descansa. No te vuelvas loco. Recuerda que al cuerpo hay que dejarlo descansar. No olvidemos que las mejoras musculares y el resto de adaptaciones tras el entrenamiento, se producen cuando el cuerpo descansa. Seguro que conoces a la típica persona que entra al gym a las 17:00, y se va a casa a las 21:00 h., después de haber asistido a la clase de tonificación, abdominales, “entrenamiento funcional” y de haber hecho algunos largos en la piscina…

La obsesión por la actividad física también puede ser perjudicial. El cuerpo es la máquina más sabia que existe en el planeta, y puede ponerte en un apuro si no la usas con mesura. Más, no siempre es mejor. Así que por eso, un profesional de la actividad física puede rentar el tiempo que le dedicas a la actividad física, y aprovechar el tiempo restante para otras cosas: ocio, tiempo libre, familia, amigos o DESCANSO. Calidad, antes que cantidad. Siempre.

Las mejoras musculares y el resto de adaptaciones tras el entrenamiento, se producen cuando el cuerpo descansa

Recuerda que descansar no es sólo dormir las horas que necesitas. Además, conlleva que esas horas de sueño sean de calidad (sueño reparador) y que tus niveles de estrés o ansiedad estén controlados. Estas pautas son importantes, especialmente, si tus objetivo es la pérdida de grasa. Prácticas como la meditación, el yoga o el mantenimiento de una vida sexual activa, podrían colaborar activamente a conseguir estos fines de manera más eficiente.

Francisco Izquierdo

Entrenador Personal y Especialista en Pérdida de Grasa

 

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